Ser madre o padre es una de las experiencias vitales de la mayor parte de las personas durante su vida. El embarazo es un momento en el que los padres se hacen un sinfín de preguntas y generan una serie de expectativas con respecto al futuro de su hijo/a.

Pero ¿qué sucede si los padres se enteran, antes del nacimiento o después de éste, que su hijo tiene algún tipo de discapacidad?

Ante el primer diagnóstico o sospecha de discapacidad de nuestros hijos, es habitual que en el primer momento se produzca un gran impacto emocional, lo cual nos predisponga a un estado psico-físico que dificulte la toma de decisiones y la capacidad de saber qué hacer y a quién acudir con calma y tranquilidad.

Cambiar la mirada de la sociedad.

¿De qué forma afecta el hecho de tener un hijo con discapacidad al núcleo familiar? Tener un hijo con una discapacidad implica muchos aprendizajes.

Durante la vida nos sometemos a una gran cantidad de problemas y obstáculos que debemos ir solucionando de la mejor manera posible. Esto implica tener que sacar y juntar fuerzas de donde no las hay para salir adelante.

Es necesario poseer grandes dotes de valor, coraje, energía y paciencia, muchísima paciencia, tanto dentro de casa como fuera, pues el hecho de tener un hijo con discapacidad no es lo que realmente asusta a los padres, sino la reacción de la sociedad hacia ellos, la mirada con lástima de los demás.

Nadie tiene una receta mágica de cómo “criar” de la mejor manera posible a un niño cuando tiene autismo, parálisis cerebral o algún síndrome.  Aunque, ahora que lo pienso, tampoco la hay en ningún caso.

El papel de los padres

Unos atienden sus urgencias mientras que otros se ocupan de las cosas importantes. Realmente son pocos las “ayudas” que abren los ojos a los padres de niños con discapacidad para que se den cuenta que, si ellos no están enteros, sus hijos no tendrán una referencia que les sirva de modelo y les dé ese equilibrio necesario de dónde agarrarse.

Por ello, es necesario que los padres, madres o tutores legales del pequeño/a tengan claro qué tipo de discapacidad padece su hijo/a y como poder ayudarles, además los padres deben ser conscientes y de tener claro que rol juegan dentro de la estructura familiar y de qué manera debe cambiar dicho rol con el fin de favorecer el proceso de estimulación y recuperación de su hijo/a con discapacidad.

Saber qué hacer y a quién acudir

Por suerte, existen tanto recursos humanos como materiales que nos pueden ofrecer los diferentes centros y asociaciones que trabajan para la ayuda de las personas con algún tipo de discapacidad.

Por ello, no hay que desesperarse por muy traumática que pueda parecer la situación a primera vista. Poco a poco tantos padres, familiares, maestros… deben de ser capaces de saber qué hacer y a quién acudir para que todo lo que rodea a su pequeño/a sea lo más positivo posible para ambas partes.

Pero, sobre todo, lo más importante que la sociedad debe de entender es que la discapacidad no es un problema ajeno, es decir, un problema de los demás, sino que la discapacidad es una palabra, entre otras cosas, que nos afecta a todos, ya que en un aspecto u otro todos somos especiales y diferentes.

Hemos sido, somos y seremos personas que en un momento determinado hemos necesitado, necesitamos y necesitaremos los unos de los otros.